Proceso de elaboración:
La uva recién cortada en su punto óptimo de maduración es es transportada de inmediato a la bodega para preservar al máximo sus cualidades. Una vez allí, se descarga cuidadosamente en la tolva de recepción, diseñada para recibir la uva entera y mantener su integridad. Desde este punto, la uva pasa directamente a un conjunto de máquinas especializadas, encargadas de realizar el despalillado y el estrujado de manera eficiente, garantizando que se separen los racimos sin dañar los granos. A continuación, la uva estrujada es impulsada mediante la bomba de vendimia hacia los depósitos de elaboración, donde comenzará el proceso de fermentación bajo estrictos controles de temperatura y calidad.
Tras la fermentación, el vino es trasladado a la prensa a través de la bomba de pastas. En esta etapa, la oruja es cuidadosamente apartada y el vino resultante se transporta a su respectivo depósito, donde se inicia un proceso de clarificación y estabilización. Para asegurar su pureza y mejorar su perfil organoléptico, el vino es sometido a varios trasiegos, los cuales permiten eliminar sedimentos y obtener una mayor limpieza y calidad. Posteriormente, se lleva a cabo una segunda fermentación, proceso clave en el desarrollo del vino, que contribuye a su estructura y complejidad.
Antes del embotellado, el vino es sometido a un tratamiento de frío para favorecer su decantación y filtrado, asegurando un producto limpio y estable. En el caso del vino de crianza, se seleccionan exclusivamente los caldos de mayor calidad, que son cuidadosamente depositados en barricas de roble, donde permanecerán un mínimo de 12 meses. Durante este período, el vino adquiere matices y aromas únicos que realzan su carácter y complejidad, ofreciendo una experiencia sensorial inigualable al consumidor.


 

 

Translate »